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Sobre realidades, y sueños que deben ser realidad

Hoy abro mi corazón para contarles un poco sobre uno de mis sueños como mamá de gemelos. Esto del blog y las redes sociales no son sino apenas el comienzo, o mejor dicho un intento por concretar algo. Que publico poco, es cierto. Que tengo mil escritos en borrador y no los publico, también. No sé cómo lo hacen los demás y, en términos prácticos, no sé si importa mucho porque al fin y al cabo cada quien con su vida, y las circunstancias son distintas para cada persona. Lo cierto es que no logro compaginar mi vida real con aquello de la presencia en las redes, y debo confesar que tampoco me esfuerzo demasiado. Sé las teorías de marketing y el algoritmo de Instagram y qué sé yo. Y también sé que definitivamente no es mi intención publicar los pormenores de mi vida y la de mis hijos. Mi intención era y sigue siendo dar una mano a los demás. En términos de porcentajes, las familias con múltiples somos pocos. Pero antes que los números, están las personas. Y de eso se trata.


Algunas de las cosas que sueño no son nada originales y de hecho son una realidad en ciertos países. Pero no en el mío, y no en la mayoría. Así que, entre otras cosas, sueño es que en mi país -y ojalá en todo el mundo- exista una verdadera red de apoyo para las familias con múltiples. Lo de red de apoyo suena muy lindo aunque abstracto, así que vamos a explicar mejor algunas cuestiones:

Que todo es doble, triple o más según sea el caso es obvio. Y dudo que de buenas a primeras alguien esté verdaderamente preparado para semejante shock.

Familias con suficientes recursos económicos, y digo "suficientes" para referirme a lo básico, pueden sobrellevarlo bastante bien, y están los más pudientes que no tienen mayores apremios en lo material. Sin embargo, el hecho de tener múltiples no sólo tiene un costo material sino también emocional, mental y físico, e implica tantas cosas que simplemente no se pueden comprar. Así que, clase ejecutiva o clase económica, en esta nave viajamos todos juntos.


Aquí hago un paréntesis para mencionar que en pos de hacer más fácil la redacción, de ahora en más me referiré a "dos" en base a mi experiencia con gemelos. Pero siéntase libre el lector de pensar en los casos de trillizos, cuatrillizos e incluso más, y hacer las respectivas cuentas. Y sigo.

Sólo por mencionar alguna anécdota, me llevé la sorpresa de mi vida cuando supe que tenía que pagar doble en cada sesión de ecografía. Hoy me parece obvio, aunque en aquel entonces no, que la ecografía era para monitorear a dos bebés, y no a una mamá con dos bebés. Por tanto, dos turnos, dos pagos. Y eso fue nada más el comienzo.


Dos asientos para el auto, dos cunas o una cuna con lugar para dos, dos tortas de cumpleaños o una torta con dos velitas... Situaciones y decisiones inesperadas (y a veces desesperadas) que sólo entiende quien las vivió. Los niños van creciendo, ¡van a la escuela! y puedo seguir... pero, palabras más palabras menos, sólo digamos que la vida continúa con una configuración y necesidades muy particulares respecto a las de otras familias.


Lo más importante es entender que son dos niños, no un pack dos en uno. Y por mucho que hayan estado juntos desde siempre, son dos personas distintas.


Recuerdo haber escuchado, o al menos yo entendí que las mamás de múltiples tenemos incorporada una especie de mecanismo psicológico de "supervivencia" que nos lleva a interpretar que si atendimos a uno, nuestra mente lo interpreta como "misión cumplida", como si realmente hubiéramos atendido 100% a los dos. Nos decimos multitasking, pero la verdad es que sólo se puede atender a uno a la vez... o visto de otro modo, siempre hay uno al que estamos desatendiendo. ¿Qué mente y corazón de madre puede con eso? Así que sonará loco pero para mí tiene sentido.


Volviendo al tema de las redes sociales, me encanta ver y seguir las cuentas de familias múltiples, pero siempre me quedo pensando: ¿Qué pasa con las familias que no vemos en Instagram? ¿qué pasa con las historias que no oímos, con los rostros que no vemos? Porque existen. Personas y vidas tan reales y que no vemos en las redes sociales.

Entonces recuerdo la anécdota que me contó una mamá de cuando no había redes, cuarenta años atrás cuando sus mellizos eran bebés. Ya era de noche y sus bebés dormían, así que ella aprovechó la ocasión para lavar y esterilizar los biberones. Los puso en agua hirviendo, sobre la hornalla encendida. Se sentó a esperar, pero el cansancio era tal que se quedó dormida antes de apagar el fuego. La despertaron los llantos de sus bebés pidiendo teté. A esa hora los biberones no eran más que plástico derretido en el fondo de la olla. De sólo pensarlo, me dan unas ganas de ir a abrazarla en ese momento. También me dijo que algunos vecinos se organizaron para conseguir nuevos biberones, lo cual yo imagino como toda una hazaña en aquel tiempo en que no había más que una farmacia 24 horas en toda la ciudad.


Esto me lleva inmediatamente a imaginar ciertos comentarios posibles, sobre que nada de esto iba a pasar si se optaba por la lactancia materna, por ejemplo. Sólo un par de comentarios:

1. En la anécdota anterior sólo quiero destacar como ejemplo una situación que le podría pasar a cualquiera, y que fue posible de sortear gracias a la solidaridad de la comunidad.

2. La lactancia con múltiples es un tema infinito. Por hacerlo corto, sólo digamos que definitivamente es posible, pero que conlleva una dedicación y exigencias más que especiales, extraordinarias.


Sobre la lactancia de múltiples ya hemos hablado, y seguiremos hablando aún más. ¿Y qué tal el tema de los pañales? Los desafíos serán diferentes si son descartables o de tela, pero ninguna de las opciones es sencilla.

Como ven, hay tantos temas y aspectos a considerar. Hay temas "obligatorios", y otros que bien pudieran considerarse un lujo, como que los padres deseen darse una escapada solos, o que mamá pueda ir una hora a la peluquería.

Hay familias en las que una persona debe hacer las veces de mamá y papá.

También está el dilema conocido de trabajar en casa o trabajar fuera. ¿Quién cuida a los niños? ¿Los abuelos? ¿La niñera? ¿Quién paga a la niñera? ¿Y si mejor se queda mamá en casa? ¿Temporal, definitivo? ¿Cómo hacemos?


En este punto, me estoy planteando seriamente escribir un libro. Porque fácilmente da para seguir explayándome largo y tendido sobre estas cuestiones.

Sigo creyendo eso de que los niños llegan con el pan bajo el brazo, aunque suena mejor de lo que es en realidad. Cierto que al final se sale adelante, de una u otra forma. Pero también es cierto que puede allanarse el camino y que el tránsito no sea tan sufrido.

No se trata de sentir lástima ni mucho menos. Mi intención es poner de manifiesto una realidad por la que pasamos todas las familias de múltiples, y que no necesariamente es sabida por todos. No tiene por qué serlo. Por eso lo digo aquí, que cada día está lleno de desafíos y de emociones, y cuando lo digo sólo me viene a la mente la tan trillada comparación con una montaña rusa, con sus subidas y bajadas. También me imagino a las familias de múltiples compartiendo en reuniones tipo las de Alcohólicos Anónimos que se ven en las películas.


 

Hablando de soluciones...

Mi sueño es que esta red de apoyo que mencioné antes no sólo se enfoque en el bienestar de los niños, sino en la familia completa. Que se atiendan las necesidades tanto de los niños como de mamá y papá.


Para cuestiones materiales y concretas, un carnet de familia múltiple o una membresía, o como quiera llamárselo, es algo que ya existe en algunos países. Y considero que es una muy buena idea digna de ser imitada. A partir de esto, las familias pueden obtener descuentos o beneficios en comercios y contratación de ciertos servicios. Desde la compra de medicamentos y ropas, hasta útiles del colegio. Al fin y al cabo, hay que comprar 2 cuadernos y dos lápices como mínimo. ¿Qué tal descuentos en los restaurantes y supermercados?

¿Qué tal un lugar al cual recurrir para asesorías en lactancia especializadas en múltiples, atención médica, odontológica? ¿Qué tal más espacios de espacimiento? También sueño en un espacio donde se puedan intercambiar y donar carritos, o cualquier otro tipo de objetos bien conservados que puedan ser de utilidad a otras familias.

Las familias con múltiples tienen necesidades especiales. Y que estas necesidades sean comprendidas y atendidas es, en definitiva, lo que sueño. Que seamos una comunidad comprensiva y solidaria, pero sobre todo de tomar acción en pro de una mejor calidad de vida.


Finalmente, anhelo que este sueño ya no sea sólo mío sino de todos. De quienes estén viviendo esta experiencia increíble de tener gemelos o más, y de quienes simplemente están leyendo esto, aún sin tener familia múltiple. Hacerlo realidad definitivamente será el logro de todos.

 

¿Te sumás?

Contame en los comentarios tu parecer y tus ideas sobre cómo mejorar la calidad de vida de los múltiples y sus familias.

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